Acerca de mi

Rocio Celeste Campos Segovia
Artista Plástica


Hace mucho tiempo que empecé con la plástica, siendo hija de artista plástico tuve la suerte de estudiar la técnica del dibujo y la pintura desde mis 12 años, con quien fue maestro de mi padre y mío: Julio Jauregui. Cuando terminé mi escuela secundaria y paralelamente a mi taller de pintura, comencé la Facultad de Licenciatura en artes del teatro de la Universidad del Salvador, donde después de cuatro años obtuve el título de Escenógrafa. Al año siguiente con el afán de interiorizarme con el lenguaje teatral me interesé por los títeres, y a los dos años me recibía de actriz-titiritera. Nunca nada de todo este paralelismo me alejó de la plástica, al contrario, la nutrió, la enriqueció y le dió un lenguaje simbólico que hoy amo poder sentirlo en mi obra.
Los animales, las mascotas de mis amigos, las que luego fui teniendo, todos me dieron la sensación de convivir con “títeres que se animaban solos”, con un mundo, lenguaje y cotidianidades propias. Empecé a observar sus comportamientos, descubriendo rápidamente que me unía algo más que una afinidad amorosa por las animales, era más que eso, era poder verlos como pequeños humanos con sus costumbres y locuras. A partir de ahí los retratos empezaron a ser no solo en relación a su fisonomía sino a su “humanidad”. En mis retratos trato de poder reflejar esa parte humana que todos vemos en nuestras mascotas, o que quisiéramos ver alguna vez, aplicándole a esta visión un simbolismo poético.


Algunos lugares donde se presento "Coquita Amor"
Seleccionada para participar como artista de trastienda en la galeria “Objeto a”
Seleccionada para participar del “Palermo fest 2010”
Seleccionada para participar en la exposición de arte “Arte Si” mercado de arte
Seleccionada para exposición “Por un futuro” IUNAEntre otros


Todos los retratos forman parte de la serie "Domesticos", en constante producción y trabajando para usted:
La serie “Domésticos” tiene como objetivo narrar, mediante retratos, la diversidad de actitudes y formas de ser que desarrollan las mascotas y desde las cuales se desenvuelven en la vida cotidiana, rescatando aquellos rasgos esenciales que hacen que en cada una se destaque un principio de individualidad.
Esta serie nace como una obra a pedido, asumiendo el desafío de interiorizar en cada animal y su respectivo “temperamento”, buscando conocer sus cualidades y desde allí volcarlas a la pintura.
Desde el punto de vista estético y formal, los retratos mantienen una línea de color y de trazo particular que permite reconocer la serie aún por separado.


El concepto de esta obra se basa en el diálogo silencioso e íntimo que se tiene entre mascota y dueño. Buscando una complicidad, una poética y un diseño distinto es que hay en estos retratos un trabajo profundo con las características de estos animales, hallando un valor artístico pero humano también, dejando en cada obra un objeto único que no sólo plasma la imagen de la mascota sino todo lo que constituye su vínculo con ella.
La identidad tiene una fuerte propuesta basada en el diseño, el color, el formato, y el clima de cada obra.
El formato que utilizo en mi obra es bastante intimista, llevándonos a una comunicación de aproximación inevitable, siendo la obra más grande de 90x70. Me parece interesante poder contar la relación entre ambos personajes conservando cierta intimidad, de ahí la elección del formato.
El clima de las obras proyecta cierta soledad, cierto ámbito personal, despojado, como si fuesen estas mascotas actores parados en un escenario, que se desnudan ante nuestros ojos, mostrando el lugar oculto de su personalidad. A su vez están llevados a una paleta de color tipo pop, porque siento que contrasta con esta soledad (soledad que pierden al momento de tener una mirada que los observa), y que se comunica perfectamente con el tipo de dibujo que tienen sus retratos. La perspectiva utilizada es en algunos casos sugerida apenas, reforzando la idea del no tiempo ni lugar, estableciéndose la sensación de eternidad; que es mí concepto acerca de las relaciones humanas y sus respectivos seres queridos (sean humanos o animales como es este caso) que continua más allá de cualquier muerte o pérdida.
Lo que me interesa conservar en esta “escenografía” son objetos, que sean de gran peso o valor simbólico para cada uno de los retratos, como si cada una de estas mascotas tuviera la posibilidad de  llevarse para toda la eternidad un objeto único, dotándolo inevitablemente de cierta poética.
Mi propuesta se basa en historias mínimas de nuestro ceno familiar, cotidiano, diario, pintadas y retratadas desde un conocimiento interno, y expulsadas hacia el exterior con colores fuertes, pero en un formato netamente intimista e individual, con un lenguaje poético y de búsqueda interior.